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En El guardador de rebaños Fernando Pessoa propone una nueva forma de ver y de existir. Alejado del melancólico tono de su prosa poética, estas versiones aforísticas suenan como la voz misteriosa de un presocrático, como las sentencias de Heráclito, mismo que comparó el tamaño de su pie con el del sol. Este es el primer poema del único poemario publicado de Pessoa en vida, en versión de Juan Carlos Villavicencio.
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I
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Yo nunca guardé rebaños,
pero es como si los guardara.
Mi alma es como un pastor,
conoce al sol y al viento
y anda de la mano de las Estaciones
siguiendo y mirando.
Toda la paz de la Naturaleza sin gente
viene a sentarse a mi lado.
Pero me quedo triste como una puesta de Sol
para nuestra imaginación,
cuando se enfría el fondo de la planicie
y se siente entrar la noche
como una mariposa por la ventana.
Pero mi…
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